Según la FEAADAH, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es el trastorno psiquiátrico más frecuente en la infancia. Se estima que lo padece el 5% de la población infantil-juvenil, lo que equivale a uno o dos niños por aula.
Este trastorno es biológico, de origen neurológico, provocado por un desequilibrio existente entre dos neurotransmisores cerebrales: la noradrenalina y la dopamina, que afectan directamente a las áreas del cerebro responsables del autocontrol y de la inhibición del comportamiento inadecuado.
El TDAH provoca en el niño las siguientes alteraciones en su conducta:
- Hiperactividad: Presenta un nivel superior de actividad dada su edad.
- Impulsividad: Tiene dificultad para controlar sus conductas, emociones y pensamientos.
- Inatención: Tiene una gran dificultad o incapacidad para prestar atención y concentrarse.
Estos síntomas no siempre están presentes conjuntamente – existen distintos subtipos de TDAH – y se manifiestan en al menos dos ambientes de la vida del niño (casa, colegio, etc.). Los niños son más propensos a sufrir TDAH que las niñas en una proporción de cuatro a uno.
Existen tres tipos de TDAH, según el síntoma predominante en el niño/a:
- Hiperactivo-impulsivo (predominan los síntomas de hiperactividad e impulsividad).
- Inatento (predominan los síntomas de falta de atención).
- Combinado (predominan síntomas de hiperactividad, impulsividad e inatención).
Los síntomas diana en este Trastorno son:
- La atención está significativamente afectada y constituye uno de los núcleos de la dificultad.
- Con respecto a la impulsividad y la hiperactividad provocan un deterioro en el comportamiento, ya que suelen tener conductas disruptivas en muchos de los casos.
- El rendimiento escolar se ve afectado por sus dificultades atencionales e impulsivos.
- Las relaciones sociales de los niños y niñas con TDAH suelen verse afectadas y deterioradas, normalmente ocasionado por la falta de control de impulsos y la hiperactividad.
¿PERO, CÓMO PODEMOS AYUDARLES DESDE CASA?
Los padres pueden y deben tener estrategias que ayuden y faciliten que su hijo/a aprenda a regularse y autocontrolarse. Para ello ofrecemos los siguientes puntos:
- Estructuración del ambiente: hábitos, rutinas, organización, planificación, horarios, órdenes, normas.
- Externalización de la información: carteles, fotos, dibujos, relojes, contadores, señales acústicas.
- Internalización de los procesos: guía externa de la conducta, pensar en voz alta, repetirse la orden, modelado cognitivo , autoinstrucciones, trabajar con la imaginación (el pasado y el futuro)
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