TDAH

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Trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Se trata de un trastorno donde el desarrollo y la actividad del cerebro de las personas que lo padecen presentan diferencias neuronales que afectan la atención, la capacidad de sentarse quieto y al autocontrol.

Este trastorno genera en los niños/as:

  • Disminución del rendimiento académico,
  • retraso en aprendizajes básicos (lectura, escritura, cálculo, etc.),
  • Dificultades en las relaciones sociales y en la adaptación social,
  • Problemas de autoestima,
  • Retraso en habilidades y hábitos de autonomía personal y, como consecuencia, serios problemas de convivencia y desajustes emocionales.

Es importante comprender que el cerebro de un niño/a TDAH funciona de manera diferente lo que implica que ellos no eligen actuar de la forma en la que lo hacen.

TDAH Los Palacios
TDAH Los Palacios – Centro Sentidos

Esto hace que las conductas de estos niños se basen en:

  • La búsqueda de novedad y de actividades muy estimulantes. Su cerebro necesita la novedad de forma constante, por lo que tienden a orientarse hacia aquello que es más excitante y novedoso. Por ello, cuando no es así, se suelen aburrir más fácilmente que los demás.
  • El interés por todo aquello que ocurre en el presente, es decir, en la inmediatez del “aquí y ahora”, por lo que les interesa poco lo que tiene lugar en el pasado o en el futuro, siendo complicado entonces que puedan aprender de sus errores.
  • La necesidad de moverse y realizar actividad física de forma frecuente, por lo que les cuesta mucho estar sentados atendiendo y concentrarse durante un tiempo prolongado en una actividad o juego, ya sea una tarea motriz o una tarea cognitiva.
  • La dependencia, en mayor medida de la aprobación de los adultos y la necesidad de llamar su atención de forma constante, aunque sea a través de castigos, lo que puede explicar que muestren desobediencia de forma frecuente.
  • La inmadurez emocional respecto a su grupo de edad, es decir, suelen comportarse de forma inestable, con cambios frecuentes de humor, se enfadan con frecuencia, presentan una baja tolerancia a la frustración, son más vulnerables a las dificultades, desmoronándose con mayor facilidad ante los cambios y frustraciones. Les cuesta aceptar sus errores, culpando con frecuencia a los demás (en vías de proteger una autoestima ya muy dañada) y tienen dificultades para ponerse en el lugar del otro y considerar sus sentimientos y deseos, etc. Cuando tienen que realizar actividades que les resultan muy difíciles, se enfadan y aíslan, para no comunicárselo a los demás.
  • Es frecuente que presenten una baja autoestima, es decir, se valoran a sí mismos más negativamente que los demás. Esto suele ocurrir por varios motivos:
  1. Se sienten incapaces de mantener amistades, debido a sus dificultades, por lo que tienen pocas habilidades sociales, se sienten impopulares.
  1. Reciben comentarios negativos por parte de los demás (familia, profesores, compañeros, etc.), como “pesado” o “maleducado”, sobre su comportamiento y capacidades.
  1. Si su rendimiento escolar es bajo y se compara con los demás, puede ver que ha necesitado más tiempo para realizar una tarea que sus compañeros y con un rendimiento peor, es decir, que se esfuerzan más y tienen más errores, por lo que sienten que casi todo les sale mal.
  1. De forma diaria, tienen que hacer actividades que les requieren más atención y autocontrol de la que tienen, por lo que su sensación de fracaso y frustración es mayor.
  1. Se sienten incapaces e inseguros, lo que se acentúa cuando los adultos dejan de darles responsabilidades por miedo a que las hagan mal o no las cumplan.
  1. Experimenta un mayor número de fracasos que el resto, con más errores y generando más problemas en el entorno, lo que les hace ser conscientes de sus mayores dificultades. Esto provoca que sientan indefensión, es decir, que su esfuerzo no les lleve al éxito.

¿Cómo darnos cuenta de que su autoestima está afectada?

Si tienen la autoestima baja, lo pueden manifestar de tres formas:

  1. Una aparente autoestima positiva, dando muestras de prepotencia, con la que el niño intenta ocultar la imagen negativa que tienen de sí mismo y las dificultades y frustraciones diarias a las que se enfrenta, aparentando que todo le resulta demasiado sencillo e incluso atacando a los que tienen dificultades para hacerlo. Esta autoestima, con el tiempo, se revela inconsistente.
  1. Para esconder sus sentimientos de incapacidad para realizar las tareas, intentan evitarlas o posponerlas o demandan con ansiedad indicaciones para hacerlas, esforzándose luego mucho por realizarlas.
  1. Expresan abiertamente que sienten incapaces de realizar una tarea, y que tienen dificultades para hacerla, solicitando ayuda para ello. Incluso, a veces, demasiado, intentando evitar su responsabilidad y esfuerzo para hacerlas y siendo muy vulnerables cuando les salen mal.

Además estos niños/as pueden presentar dificultades en el aprendizaje

De forma general, podemos decir que los problemas de atención, hiperactividad e impulsividad generan dificultades en el aprendizaje en los niños y niñas con TDAH. Pueden ser problemas académicos importantes, en un 70% aproximadamente (fracaso escolar, abandono estudios, etc.) o un rendimiento insatisfactorio que queda más de manifiesto a medida que aumentan las exigencias escolares. 

Estos problemas son el resultado de sus dificultades en:

  • La comprensión y fluidez lectora, la integración del lenguaje.
  • La psicomotricidad y coordinación y escritura.
  • El cálculo y la resolución de problemas matemáticos.
  • Mantener la motivación y seguir las instrucciones.
  • Procesar varios estímulos a la vez, distinguir los estímulos relevantes (dispersándose con los irrelevantes) y organizar la información.
  • Mantener la atención de forma continuada.
  • Aprender y recordar lo aprendido.
  • Elaborar estrategias de solución de problemas, etc.
  • Procesar la información de forma superficial, no significativa y global, no analítica. Al tener más sensibilidad a los cambios en el entorno, procesan la  información de forma superficial. Sin duda, todas estas habilidades son necesarias para poder llevar a cabo las tareas escolares por lo que estas dificultades promoverán con frecuencia un retraso escolar.
  • Como consecuencia de todo lo anterior, en muchas ocasiones presentan problemas de ansiedad o estrés, que pueden manifestarse en morderse las uñas, sudor en las manos, pesadillas, tics en el periodo escolar, etc

RECOMENDACIONES:

  • Tener una actitud positiva, ante todo paciencia y constancia. Establecer unos límites y normas: estas normas han de ser bien definidas, claras y precisas. Tienen que ser cortas y pocas. Además de estables (su cumplimiento o incumplimiento siempre ha de tener las mismas consecuencias); consistentes (todos los días igual); realistas (que se puedan seguir); comprensibles y explícitas (conocidas y comprendidas por todos, se pueden poner en algún lugar visible); coherentes (no contradecirse unas con otras); predecibles (han de estar definidas previamente, no a posteriori); y darse espaciadas en el tiempo.
  • Darles todo, tanto deberes como notificaciones de actitud, por escrito. En una agenda, por ejemplo. Para que se organice y además tanto padres/madres estén informados de lo que debe de realizar en casa o de lo que ha pasado en clase.
  • Fomentar un ambiente sereno y relajado, dentro de lo posible. Si el alumno tiene un examen que  no se realice éste tras una clase de educación física, por ejemplo, siempre es mejor a primera hora.
  • Reconocerle su esfuerzo y los logros conseguidos. Ayudarlo a aceptar sus propias limitaciones y dificultades, haciéndole ver que nosotros las aceptamos y le entendemos y que todos tenemos habilidades y dificultades en diferentes áreas. Asimismo, intentar compensar estas dificultades, focalizándonos en sus potencialidades y prestándole los apoyos que necesite.
  • Evitar estímulos demasiado llamativos que puedan distraer su atención. Para las actividades que requieran un nivel de atención elevado, acompañarles en un inicio, y poco a poco, ir retirando nuestra ayuda y dejándoles solos cada vez más tiempo.
  • Realizar distintas tareas o actividades que facilitan el autocontrol y la atención: puzzles, juegos de semejanzas y diferencias, juegos de construcciones, laberintos, búsqueda de errores en dibujos, etc.
  • Potenciar su autonomía y responsabilidad, dándole algún cargo en la clase.
  • En los exámenes o en las actividades de clase, subrayarle lo más importante o lo imprescindible para realizar cada actividad.

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