El funcionamiento ejecutivo es ¨el sistema administrativo del cerebro¨. Ello nos permite establecer objetivos, planificar y hacer las cosas. Estas habilidades las usamos todos los días para aprender, trabajar y en nuestra vida diaria y si presentamos dificultades en ellas, tanto en el hogar, en la escuela y en la vida, ya que puede ser de gran impedimento para concentrarse, seguir instrucciones y manejar las emociones, entre otras cosas.
Hay tres áreas principales del funcionamiento ejecutivo que son:
- Memoria funcional
- Flexibilidad cognitiva (también llamada pensamiento flexible)
- Control inhibitorio (que incluye el autocontrol)
El funcionamiento ejecutivo es responsable de muchas habilidades, incluyendo:
- Prestar atención.
- Organizar, planificar y priorizar.
- Iniciar actividades y permanecer enfocado en ellas hasta finalizarlas.
- Entender diferentes puntos de vista.
- Controlar las emociones.
- Autosupervisión (dar seguimiento a lo que está haciendo).
Dichas habilidades ejecutivas suelen desarrollarse de forma rápida desde la infancia hasta la adolescencia, incluso a veces pasado los veinte años de edad. Cuando son más pequeños, suelen estar más atrasados con respecto a sus compañeros que cuando son adolescentes o adultos.
El funcionamiento ejecutivo no es un diagnóstico en sí, ni una discapacidad del aprendizaje, pero sí suelen darse con frecuencia en personas con TDAH y en personas que presentan dificultades del aprendizaje.
Dificultades que presentan:
Las dificultades en las funciones ejecutivas pueden presentar problemas en las personas de diferentes maneras. Algunas de las señales que pueden presentar son las siguientes:
- Problemas para comenzar o completar las tareas.
- Dificultad para priorizar las tareas.
- Olvidan con facilidad lo que acaban de escuchar o leer.
- Dificultad para seguir instrucciones o secuencias guiadas.
- Sienten pánico cuando le cambian la rutina.
- Problemas para cambiar el foco de atención de una actividad a otra.
- Se suelen emocionar con facilidad y se obsesionan con las cosas.
- Problemas para organizar sus pensamientos.
- Dificultad para recordar dónde pusieron sus pertenencias.
- Problemas en la administración de su tiempo.
Estas dificultades pueden ocasionar problemas a la hora del aprendizaje pero no significa que estas personas sean menos inteligentes, al contrario, se esfuerzan de la misma forma que cualquier otra persona.
Cómo podemos trabajarlo
Aquí os presentamos algunas de las herramientas que les enseñan a los niños y a vosotros, sus padres, a ayudarles a abordar estas dificultades. Para ello podemos llevar a cabo las siguientes pautas:
- Seguir una lista de verificación de los pasos reduce al mínimo el estrés mental y emocional que experimentan muchos niños mientras tratan de tomar decisiones.
Por ejemplo: fijar una lista de verificación de la rutina matutina puede salvar la cordura: hacer la cama, lavarse los dientes, vestirse, desayunar, coger la mochila…
- Establecer un límite de tiempo a cada paso a seguir dentro de la lista de verificación.
- Usar una agenda o planificador.
- Establecer una rutina. Por ejemplo: realizar la tarea a la misma hora todos los días.
- Lo mejor es hacer los deberes en un espacio tranquilo, bien iluminado, totalmente equipado de papel y lápices porque la búsqueda de materiales puede desconcentrarlos rápidamente y perder el tiempo fijado para la tarea. Usar, por ello, cualquier espacio en el que haya mínimas distracciones.
- Usar recompensas, sobre todo en los niños más pequeños, ya que estos necesitan una motivación externa. De todas maneras cuidado con esto, no de forma excesiva darle un valor excepcional cuando realice algo que le cuesta mucho trabajo o que habitualmente no suele hacer.
- Evitar las tablets y los videojuegos. Si deciden usarlos emplear un tiempo concreto y muy establecido para ello. La sobreestimulación que producen estos aparatos pueden repercutir de forma negativa en la mejora de estas funciones.
